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S.S. Benedicto XVI, 脕ngelus, 22 de marzo de 2009. IV Domingo de Cuaresma
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脕ngelus 22 de Marzo de 2009. IV Domingo de Cuaresma

Queridos hermanos y hermanas:

Al final de nuestra celebraci贸n eucar铆stica, mientras mi Visita pastoral a 脕frica est谩 llegando a su conclusi贸n, nos dirigimos a Mar铆a, la Madre del Redentor, para suplicar su amorosa intercesi贸n sobre nosotros, nuestras familias y nuestro mundo.

En esta plegaria del 脕ngelus, recordamos el 芦s铆禄 incondicional de Mar铆a a la voluntad de Dios. Por la obediencia de fe de la Virgen, el Hijo ha venido al mundo para traernos perd贸n, salvaci贸n y vida en abundancia. Haci茅ndose hombre como nosotros en todo, menos en el pecado, Cristo nos ha ense帽ado la dignidad y el valor de cada miembro de la familia humana. Ha muerto por nuestros pecados, para reunirnos a todos en la familia de Dios.

Nuestra plegaria se eleva hoy desde Angola, desde 脕frica, y abraza el mundo entero. Que los hombres y mujeres de todas las partes del mundo que se unen a nuestra oraci贸n, dirijan a su vez sus ojos a 脕frica, a este gran Continente tan lleno de esperanza, aunque todav铆a tan sediento de justicia, de paz y de un desarrollo sano e integral, que asegure a su pueblo un futuro de progreso y paz.

Hoy encomiendo a vuestras plegarias el trabajo de preparaci贸n para la pr贸xima Segunda Asamblea Especial para 脕frica del S铆nodo de los Obispos, cuya celebraci贸n est谩 prevista para finales de este a帽o. Que, inspirados por la fe en Dios y confiados en las promesas de Cristo, los cat贸licos de este Continente sean cada vez m谩s plenamente levadura de esperanza evang茅lica para todas las personas de buena voluntad que aman a 脕frica, se dedican al progreso material y espiritual de sus hijos, y a la difusi贸n de la paz, la prosperidad, la justicia y la solidaridad con vistas al bien com煤n.

Que la Virgen Mar铆a, Reina de la Paz, contin煤e guiando al pueblo de Angola en la tarea de la reconciliaci贸n nacional despu茅s de la devastadora e inhumana experiencia de la guerra civil. Que sus oraciones alcancen para todos los angole帽os la gracia de un aut茅ntico perd贸n, del respeto por los otros y de la cooperaci贸n, la 煤nica que puede llevar adelante la inmensa obra de la reconstrucci贸n. Que la Santa Madre de Dios, que nos indica a su Hijo, nuestro hermano, nos recuerde a los cristianos de todo lugar el deber de amar a nuestro pr贸jimo, de ser constructores de paz y los primeros en perdonar a quien ha pecado contra nosotros, as铆 como nosotros hemos sido perdonados.

Aqu铆, en 脕frica del Sur, pidamos a Nuestra Se帽ora que interceda particularmente por la paz, la conversi贸n de los corazones y el fin del conflicto en la cercana regi贸n de los Grandes Lagos. Que su Hijo, Pr铆ncipe del Paz, d茅 alivio a quien sufre, consuelo a los que lloran y fuerza a todos los que tratan de avanzar en el dif铆cil proceso del di谩logo, la negociaci贸n y el cese de la violencia.

Con esta confianza, nos dirigimos ahora a Mar铆a, Madre nuestra y, al recitar la oraci贸n del 脕ngelus, pidamos por la paz y la salvaci贸n de toda la familia humana.

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