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Queridos hermanos y hermanas:
Ayer se concluyeron aqu铆, en el palacio apost贸lico, los ejercicios espirituales durante los cuales, como todos los a帽os, se unieron en la oraci贸n y en la meditaci贸n el Papa y sus colaboradores de la Curia romana. Doy las gracias a cuantos nos han acompa帽ado espiritualmente: el Se帽or los recompense por su generosidad.
Hoy, segundo domingo de Cuaresma, prosiguiendo el camino penitencial, la liturgia, despu茅s de habernos presentado el domingo pasado el evangelio de las tentaciones de Jes煤s en el desierto, nos invita a reflexionar sobre el acontecimiento extraordinario de la Transfiguraci贸n en el monte. Considerados juntos, ambos episodios anticipan el misterio pascual: la lucha de Jes煤s con el tentador preludia el gran duelo final de la Pasi贸n, mientras la luz de su cuerpo transfigurado anticipa la gloria de la Resurrecci贸n. Por una parte, vemos a Jes煤s plenamente hombre, que comparte con nosotros incluso la tentaci贸n; por otra, lo contemplamos como Hijo de Dios, que diviniza nuestra humanidad. De este modo, podr铆amos decir que estos dos domingos son como dos pilares sobre los que se apoya todo el edificio de la Cuaresma hasta la Pascua, m谩s a煤n, toda la estructura de la vida cristiana, que consiste esencialmente en el dinamismo pascual: de la muerte a la vida.
El monte 鈥攖anto el Tabor como el Sina铆鈥� es el lugar de la cercan铆a con Dios. Es el espacio elevado, con respecto a la existencia diaria, donde se respira el aire puro de la creaci贸n. Es el lugar de la oraci贸n, donde se est谩 en la presencia del Se帽or, como Mois茅s y El铆as, que aparecen junto a Jes煤s transfigurado y hablan con 茅l del "茅xodo" que le espera en Jerusal茅n, es decir, de su Pascua. La Transfiguraci贸n es un acontecimiento de oraci贸n: orando, Jes煤s se sumerge en Dios, se une 铆ntimamente a 茅l, se adhiere con su voluntad humana a la voluntad de amor del Padre, y as铆 la luz lo invade y aparece visiblemente la verdad de su ser: 茅l es Dios, Luz de Luz. Tambi茅n el vestido de Jes煤s se vuelve blanco y resplandeciente. Esto nos hace pensar en el Bautismo, en el vestido blanco que llevan los ne贸fitos. Quien renace en el Bautismo es revestido de luz, anticipando la existencia celestial, que el Apocalipsis representa con el s铆mbolo de las vestiduras blancas (cf. Ap 7, 9. 13).
Aqu铆 est谩 el punto crucial: la Transfiguraci贸n es anticipaci贸n de la resurrecci贸n, pero esta presupone la muerte. Jes煤s manifiesta su gloria a los Ap贸stoles, a fin de que tengan la fuerza para afrontar el esc谩ndalo de la cruz y comprendan que es necesario pasar a trav茅s de muchas tribulaciones para llegar al reino de Dios. La voz del Padre, que resuena desde lo alto, proclama que Jes煤s es su Hijo predilecto, como en el bautismo en el Jord谩n, a帽adiendo: "Escuchadlo" (Mt 17, 5). Para entrar en la vida eterna es necesario escuchar a Jes煤s, seguirlo por el camino de la cruz, llevando en el coraz贸n, como 茅l, la esperanza de la resurrecci贸n. Spe salvi, salvados en esperanza. Hoy podemos decir: "Transfigurados en esperanza".
Dirigi茅ndonos ahora con la oraci贸n a Mar铆a, reconozcamos en ella a la criatura humana transfigurada interiormente por la gracia de Cristo, y encomend茅monos a su gu铆a para recorrer con fe y generosidad el itinerario de la Cuaresma.
Sigo con preocupaci贸n las persistentes manifestaciones de tensi贸n en L铆bano. Desde hace casi tres meses, el pa铆s no logra elegir a un jefe del Estado. Los esfuerzos por resolver la crisis y el apoyo ofrecido por numerosos e importantes representantes de la comunidad internacional, aunque a煤n no han logrado resultados, demuestran la intenci贸n de encontrar un presidente que sea tal para todos los libaneses, poniendo as铆 las bases para superar las divisiones existentes. Por desgracia, no faltan tampoco motivos de preocupaci贸n, sobre todo a causa de una ins贸lita violencia verbal o de cuantos ponen incluso su confianza en la fuerza de las armas y en la eliminaci贸n f铆sica de sus adversarios.
Junto con el Patriarca maronita y con todos los obispos libaneses, os pido que os un谩is a mi s煤plica a Nuestra Se帽ora del L铆bano para que aliente a los ciudadanos de esa querida naci贸n, y en particular a los pol铆ticos, a trabajar con tenacidad en favor de la reconciliaci贸n, de un di谩logo verdaderamente sincero, de la convivencia pac铆fica y del bien de una patria sentida profundamente com煤n.
Saludos en castellano
Dirijo mi cordial saludo a los peregrinos de lengua espa帽ola que participan en esta oraci贸n mariana, especialmente a los fieles provenientes de las parroquias de San Lorenzo y de Nuestra Se帽ora del Rosario de La Uni贸n (Murcia). En este segundo domingo de Cuaresma, la Iglesia nos invita a contemplar a Cristo, transfigurado en el monte Tabor, para que, iluminados por su palabra, podamos vencer las pruebas cotidianas de la vida y ser en medio del mundo testigos de su gloria. 隆Muchas gracias!
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