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S.S. Juan Pablo II, Acto de consagraci贸n y de ofrecimiento a la Virgen
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Acto de consagraci贸n y de ofrecimiento de S.S. Juan Pablo a la Virgen

Ciudad del Vaticano, 8 de diciembre de 1983

鈥淣os acogemos a tu protecci贸n Santa Madre de Dios鈥�.

Pronunciando las palabras de esta ant铆fona, con las que la Iglesia reza desde hace siglos, nos encontramos hoy ante ti, Madre, en el A帽o Jubilar de nuestra Redenci贸n.

Estamos unidos a todos los pastores de la Iglesia con un v铆nculo particular, formando un cuerpo y un colegio, como por voluntad de Cristo, los Ap贸stoles formaban un cuerpo y un colegio con Pedro.

En el v铆nculo de esta unidad pronunciamos las palabras de este Acto, en el que deseamos recoger, una vez m谩s, las esperanzas y angustias de la Iglesia en el mundo contempor谩neo.

Hace cuarenta a帽os, y nuevamente diez a帽os despu茅s, tu siervo el Papa P铆o XII, teniendo presente las experiencias dolorosas de la familia humana, confi贸 y consagr贸 a tu Coraz贸n Inmaculado todo el mundo, y especialmente los pueblos que, debido a su situaci贸n, son objeto particular de tu amor y solicitud.

Este mundo de los hombres y de las naciones es el que tenemos ante los ojos tambi茅n hoy: el mundo delo segundo milenio que est谩 finalizando, el mundo contempor谩neo, nuestro mundo.

La Iglesia, recordando las palabras del Se帽or: 鈥淚d, pues, ense帽ad a todas las gentes鈥� Yo estar茅 con vosotros siempre hasta la consumaci贸n del mundo鈥� (Mt 28, 19- 20), ha avivado en el Concilio Vaticano II la conciencia de su misi贸n en este mundo.

Y por esto, oh Madre de los hombres y de los pueblos, t煤 que conoces todos sus sufrimientos y esperanzas, t煤 que sientes maternalmente todas las luchas entre el bien y el mal, entre las tinieblas que invaden el mundo contempor谩neo, acoge nuestro grito, que, movidos por el Esp铆ritu Santo, elevamos directamente a tu coraz贸n; abraza con amor de Madre y de Sierva del Se帽or, este mundo humano nuestro, que te confiamos y consagramos, llenos de inquietud por la suerte terrena y eterna de los hombres y de los pueblos.

De modo especial confiamos y consagramos aquellos hombres y aquellas naciones, que tienen necesidad particular de esta entrega y de esta consagraci贸n.

隆鈥淣os acogemos a tu protecci贸n Santa Madre de Dios鈥�!

隆No deseches las s煤plicas que te dirigimos en nuestras necesidades!

He aqu铆 que, encontr谩ndonos hoy ante ti, Madre de Cristo, ante tu Coraz贸n Inmaculado, deseamos, junto con toda la Iglesia, unirnos mediante la consagraci贸n que, por amor nuestro, tu Hijo hizo de S铆 al Padre cuando dijo: 鈥淵o por ellos me santifico, para que ellos sean santificados en verdad鈥� (Jn 17, 19). Queremos unirnos a nuestro Redentor en esta consagraci贸n por el mundo y por los hombres, la cual, en su Coraz贸n divino, tiene el poder de conseguir el perd贸n y de procurar la reparaci贸n.

El poder de esta consagraci贸n dura por siempre, abarca a todos los hombres, pueblos y naciones, y supera todo el mal que el Esp铆ritu de las tinieblas es capaz de sembrar en el coraz贸n del hombre y en su historia; y que, de hecho, ha sembrado en nuestro tiempo.

隆Oh, cu谩n profundamente sentimos la necesidad de consagraci贸n para la humanidad y el mundo: por nuestro mundo contempor谩neo, en uni贸n con Cristo mismo! En efecto, la obra redentora de Cristo debe ser participada por el mundo a trav茅s de la Iglesia.

Lo manifiesta el presente A帽o de la Redenci贸n, el Jubileo extraordinario de toda la Iglesia.

En este A帽o Santo, bendita seas por encima de todas las creaturas, t煤, Sierva del Se帽or, que de la manera m谩s plena obedeces a la llamada divina.

Te saludamos a ti, que est谩s totalmente unida a la consagraci贸n redentora de tu Hijo.

Madre de la Iglesia: ilumina al Pueblo de Dios en los caminos de la fe, de la esperanza y de la caridad. Ay煤danos a vivir en la verdad de la consagraci贸n de Cristo por toda la familia humana del mundo actual.

Al encomendarte, oh Madre, el mundo, todos los hombres y pueblos, te confiamos tambi茅n la misma cosagraci贸n del mundo, poni茅ndola en tu coraz贸n maternal.

隆Coraz贸n Inmaculado! Ay煤danos a vencer la amenaza del mal, que tan facilmente se arraiga en los corazones de los hombres de hoy y que con sus efectos inconmensurables pesa ya sobre nuestra 茅poca y da la impresi贸n de cerrar el camino hacia el futuro.

隆Del hambre y de la guerra, l铆branos!

隆De la guerra nuclear, de una destrucci贸n incalculable y de todo tipo de guerra, l铆branos!

隆De los pecados contra la vida del hombre desde su primer instante, l铆branos!

隆 Del odio y del envilecimiento de la dignidad de los hijos de Dios, l铆branos!

De toda clase de injusticias en la vida socia, nacional e internacional, l铆branos!

隆De la facilidad de pisotear los mandamientos de Dios, l铆branos!

隆De la tentaviva de ofuscar en los corazones humanos la verdad misma de Dios, l铆branos!

隆Del extrav铆o de la conciencia del bien y del mal, l铆branos!

隆De los pecados contar el Esp铆ritu Santo, l铆branos隆, 隆l铆branos!

Acoge, oh Madre de Cristo, este grito lleno de sufrimiento de todos los hombres. Lleno de sufrimiento de sociedades enteras

Ay煤danos con el poder del Esp铆ritu Santo a vencer todo pecado, 鈥渆l pecado del hombre鈥� y el pecado del mundo, el pecado de todo tipo.

Se manifiesta, una vez m谩s, en la historia del mundo, el infinito poder salvador de la Redenci贸n; el poder del Amor misericordioso. Que 茅ste detenga el mal. Que transforme las conciencias. Que en tu Coraz贸n Inmaculado se abra a todos la luz de la Esperanza.

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