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25 de diciembre de 1983
1. Te damos gracias, Padre nuestro, por el Verbo que se hizo carne y, en la noche de Bel茅n, vino a habitar entre nosotros (cf. Jn 1, 14).
Te damos gracias por el Verbo a qui茅n comunicas eternamente la realidad sant铆sima de tu misma dignidad. Te damos gracias por el Verbo, en el que desde la eternidad decidiste crear el mundo, para que 茅ste diera testimonio de Ti.Te damos gracias, porque en tu Verbo has amado al hombre "antes de la constituci贸n del mundo" (Ef 1,4).
Te damos gracias, porque en 脡l, tu Hijo predilecto, decidiste renovar todo lo creado; decidiste redimir al hombre.
Te damos gracias, eterno Padre, por la noche de Bel茅n y del nacimiento de Dios cuando el Verbo se hizo carne y el poder de la redenci贸n vino a habitar entre nosotros.
2. "Te damos gracias, Padre nuestro, por la santa estirpe de David, tu siervo, que nos revelaste por medio de Jes煤s, tu Hijo:" (Didache IX, 2), nacido de la Virgen y depositado en un pesebre.
"En esta estirpe de David", en la heredad de Abraham, prometiste tu salvaci贸n y tu alianza eterna a todos los hombres, a todos los pueblos de la tierra.
Te damos gracias por la heredad de tu gracia, que no has quitado al coraz贸n del hombre, sino que has renovado mediante el nacimiento terreno de tu Hijo, para que nosotros, por obra de su Cruz y de su Resurrecci贸n, recobr谩ramos de generaci贸n en generaci贸n, la dignidad de hijos de Dios, perdida a causa del pecado, la dignidad de hermanos adoptivos de tu eterno Hijo.
Te damos gracias, Padre Santo, por tu santo nombre (cf. Didache X,2), que has hecho renacer en nuestros corazones mediante la redenci贸n del mundo.
3. Te damos gracias, eterno Padre, por la maternidad de Mar铆a Virgen, que bajo la protecci贸n de Jos茅, el carpintero de Nazaret, dio al mundo a tu Hijo en una pobreza total.
"Vino a los suyos, pero los suyos no le recibieron" (Jn 1,11).
Y, sin embargo, El recibi贸 a todos nosotros ya desde su mismo nacimiento, y abraz贸 a cada uno de nosotros con el amor eterno del Padre, con el amor que salva al hombre, que rescata del pecado la conciencia humana: en 脡l tenemos la reconciliaci贸n y la remisi贸n de los pecados. Te damos gracias, Padre celestial, por el Ni帽o depositado en un pesebre: en El "apareci贸 la bondad y el amor de Dios, nuestro Salvador, hacia los hombres" (Tit 3,4).
Te damos gracias, eterno Padre, por este amor, que desciende como un d茅bil Infante en la historia de cada hombre.
Te damos gracias, porque, "siendo rico, se hizo pobre, por amor nuestro, para que nosotros fu茅ramos ricos por su pobreza". (cf. 2Co 8,9).
Te damos gracias por la admirable econom铆a de la redenci贸n del hombre y del mundo, que se revela por primera vez en la noche del nacimiento en Bel茅n.
4. [exclamdown]Padre Nuestro!
"T煤, Se帽or omnipotente, has creado todo por tu nombre, has dado a los hombres la comida y la bebida como alimento" (Didache X, 3).
Mira con los ojos del Ni帽o reci茅n nacido a los hombres que mueren de hambre, mientras sumas ingentes son empleadas en armas; mira el indecible dolor de los padres que asisten a la agon铆a de los hijos que piden el pan que no tienen y que podr铆a ser proporcionado aun s贸lo con una peque帽a parte de los gastos hechos en sofisticados medios de destrucci贸n, mediante los cuales se hacen cada vez m谩s amenazadoras las nubes que se condensan sobre el horizonte de la humanidad.
Escucha, oh Padre, el grito de paz que se eleva de las poblaciones atormentadas por la guerra, y habla al coraz贸n de cuantos pueden contribuir a trav茅s de la negociaci贸n y el di谩logo, a soluciones equitativas y dignas de las tensiones actuales.
Mira el camino ansioso y atribulado de tantas personas que luchan por procurarse los medios de subsistencia, por progresar y elevarse.
Mira las angustias y los sufrimientos, que desgarran los 谩nimos de cuantos se ven obligados a un forzado alejamiento de las propias familias o viven en una familia separada por el ego铆smo o la infidelidad; de cuantos est谩n sin trabajo, sin casa, sin patria, sin amor y sin esperanza.
Mira a los pueblos que est谩n sin alegr铆a y sin seguridad porque ven conculcados sus derechos fundamentales; mira nuestro mundo actual, con sus esperanzas y desilusiones, con sus entusiasmos y vilezas, con sus nobles ideales y sus humillantes compromisos.
Mueve las personas y los pueblos a romper el muro del ego铆smo, de la potencia y del odio, para abrirse al respeto fraterno hacia todo hombre, cercano o lejano, porque es hombre, porque es hermano en Cristo.
Induce a cada uno a dar la ayuda suficiente a quien se encuentra en necesidad, a entregarse al bien de todos, a renovar su coraz贸n en la gracia de Cristo Redentor.
Asiste a tu Iglesia en su prodigarse por lo pobres, los marginados y los que sufren.
Guarda y refuerza en todos los corazones el anhelo de fe en Ti y de bondad hacia los hermanos; la b煤squeda de tu presencia y de tu amor, la confianza en tu poder redentor y salvador, la confianza en tu perd贸n y el abandono en tu providencia.
5. Jesucristo, Hijo de Dios vivo, nacido en la noche de Bel茅n de la Virgen Mar铆a.
Jesucristo, hermano y redentor nuestro.
Abraza con la primera mirada de tus ojos todos los problemas agobiantes del mundo actual.
Acoge en tu comuni贸n, mediante tu nacimiento terreno, a todos los pueblos y naciones de la tierra. Ac贸genos a todos, hombres y mujeres, hermanos y hermanas tuyos necesitados de tu amor y misericordia.
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