Soporte |
Con el presente decreto, que da cumplimiento a la voluntad del Santo Padre expresada en la Bula para la convocación del Gran Jubileo del año 2000, la PenitenciarÃa Apostólica, en virtud de las facultades concedidas por el mismo Sumo PontÃfice, determina la disciplina que se ha de observar para la obtención de la indulgencia jubilar.
Todos los fieles debidamente preparados pueden beneficiarse copiosamente del don de la indulgencia durante todo el Jubileo, según las disposiciones especificadas a continuación.
Teniendo presente que las indulgencias ya concedidas, sea de manera general sea por un rescripto especial, permanecen en vigor durante el Gran Jubileo, se recuerda que la indulgencia jubilar puede ser aplicada como sufragio por las almas de los difuntos. Con esta práctica se hace un acto de caridad sobrenatural, por el vÃnculo mediante el cual, en el Cuerpo mÃstico de Cristo, los fieles todavÃa peregrinos en este mundo están unidos a los que ya han terminado su existencia terrena. Durante el año jubilar queda también en vigor la norma según la cual la indulgencia plenaria puede obtenerse solamente una vez al dÃa.20
Culmen del Jubileo es el encuentro con Dios Padre por medio de Cristo Salvador, presente en su Iglesia, especialmente en sus Sacramentos. Por esto, todo el camino jubilar, preparado por la peregrinación, tiene como punto de partida y de llegada la celebración del sacramento de la Penitencia y de la EucaristÃa, misterio pascual de Cristo, nuestra paz y nuestra reconciliación: éste es el encuentro transformador que abre al don de la indulgencia para uno mismo y para los demás.
Después de haber celebrado dignamente la confesión sacramental, que de manera ordinaria, según el can. 960 del CIC y el can. 720, SS 1 del CCEO, debe ser en su forma individual e Ãntegra, el fiel, una vez cumplidos los requisitos exigidos, puede recibir o aplicar, durante un prudente perÃodo de tiempo, el don de la indulgencia plenaria, incluso cotidianamente, sin tener que repetir la confesión. Conviene, no obstante, que los fieles reciban frecuentemente la gracia del sacramento de la Penitencia, para ahondar en la conversión y en la pureza de corazón.21 La participación en la EucaristÃa -necesaria para cada indulgencia- es conveniente que tenga lugar el mismo dÃa en que se realizan las obras prescritas.22
Estos dos momentos culminantes han de estar acompañados, ante todo, por el testimonio de comunión con la Iglesia, manifestada con la oración por las intenciones del Romano PontÃfice, asà como por las obras de caridad y de penitencia, según las indicaciones dadas más abajo. Estas obras quieren expresar la verdadera conversión del corazón a la que conduce la comunión con Cristo en los Sacramentos. En efecto, Cristo es la indulgencia y la "propiciación por nuestros pecados"(1 Jn 2, 2). El, infundiendo en el corazón de los fieles el EspÃritu Santo, que es "el perdón de todos los pecados",23 impulsa a cada uno a un filial y confiado encuentro con el Padre de la misericordia. De este encuentro surgen los compromisos de conversión y de renovación, de comunión eclesial y de caridad para con los hermanos.
Para el próximo Jubileo se confirma también la norma según la cual los confesores pueden conmutar, en favor de quienes estén legÃtimamente impedidos, tanto la obra prescrita como las condiciones requeridas.24 Los religiosos y religiosas de clausura, los enfermos y todos aquellos que no puedan salir de su vivienda, podrán realizar, en vez de la visita a una determinada iglesia, una visita a la capilla de la propia casa; si ni siquiera esto les fuera posible, podrán obtener la indulgencia uniéndose espiritualmente a cuantos cumplen en el modo ordinario la obra prescrita, ofreciendo a Dios sus oraciones, sufrimientos y molestias.
Respecto a los requisitos necesarios, los fieles podrán obtener la indulgencia jubilar:
1) En Roma, haciendo una peregrinación a una de las BasÃlicas patriarcales, a saber: la BasÃlica de San Pedro en el Vaticano, la ArchibasÃlica del SantÃsimo Salvador de Letrán, la BasÃlica de Santa MarÃa la Mayor o la de San Pablo Extramuros en la vÃa Ostiense, y participando allà con devoción en la Santa Misa o en otra celebración litúrgica como Laudes o VÃsperas, o en un ejercicio de piedad (por ejemplo, el VÃa Crucis, el Rosario mariano, el rezo del himno Akáthistos en honor de la Madre de Dios); también visitando, en grupo o individualmente, una de las cuatro BasÃlicas patriarcales y permaneciendo allà un cierto tiempo en adoración eucarÃstica o en meditación espiritual, concluyendo con el "Padre nuestro", con la profesión de fe en cualquiera de sus formas legÃtimas y con la invocación a la SantÃsima Virgen MarÃa. En esta ocasión especial del Gran Jubileo, se añaden a las cuatro BasÃlicas patriarcales los siguientes lugares y con las mismas condiciones: la BasÃlica de la Santa Cruz de Jerusalén, la BasÃlica de San Lorenzo junto al cementerio Verano, el Santuario de la Virgen del Divino Amor y las Catacumbas cristianas.25
2) En Tierra Santa, observando las mismas condiciones y visitando la BasÃlica del Santo Sepulcro en Jerusalén, la BasÃlica de la Natividad en Belén o la BasÃlica de la Anunciación en Nazaret.
3) En las demás circunscripciones eclesiásticas, haciendo una peregrinación a la iglesia Catedral o a otras iglesias o lugares designados por el Ordinario y asistiendo allà con devoción a una celebración litúrgica o a otro tipo de ejercicio, como los indicados anteriormente para la ciudad de Roma; también visitando, en grupo o individualmente, la iglesia Catedral o un Santuario designado por el Ordinario, permaneciendo allà un cierto tiempo en meditación espiritual, concluyendo con el "Padre nuestro", con la profesión de fe en cualquiera de sus formas legÃtimas y con la invocación a la SantÃsima Virgen MarÃa.
4) En cada lugar, yendo a visitar por un tiempo conveniente a los hermanos necesitados o con dificultades (enfermos, encarcelados, ancianos solos, minusválidos, etc.), como haciendo una peregrinación hacia Cristo presente en ellos (cf. Tm 25,34-36) y cumpliendo los requisitos espirituales acostumbrados, sacramentales y de oración. Los fieles querrán ciertamente repetir estas visitas durante el Año Santo, pudiendo obtener en cada una ellas la indulgencia plenaria, obviamente una sola vez al dÃa.
La indulgencia plenaria jubilar podrá obtenerse también mediante iniciativas que favorezcan de modo concreto y generoso el espÃritu penitencial, que es como el alma del Jubileo. A saber: absteniéndose al menos durante un dÃa de cosas superfluas (por ejemplo, el tabaco, la bebida alcohólicas, ayunando o practicando la abstinencia según las normas generales de la Iglesia y las de los Episcopados) y dando una suma proporcionada de dinero a los pobres; sosteniendo con una significativa aportación obras de carácter religioso o social (especialmente en favor de la infancia abandonada, de la juventud con dificultades, de los ancianos necesitados, de los extranjeros en los diversos PaÃses donde buscan mejores condiciones de vida); dedicando una parte conveniente del propio tiempo libre a actividades de interés para la comunidad u otras formas parecidas de sacrificio personal.
Consultas |
© Copyright 2013. BIBLIOTECA ELECTRÓNICA CRISTIANA -BEC- VE MULTIMEDIOSâ„¢. La versión electrónica de este documento ha sido realizada por VE MULTIMEDIOS - VIDA Y ESPIRITUALIDAD. Todos los derechos reservados. La -BEC- está protegida por las leyes de derechos de autor nacionales e internacionales que prescriben parámetros para su uso. Hecho el depósito legal.
Diseño web :: Hosting Católico